La historia

La idea de que hay ciclos periódicos que rigen el destino del hombre es de larga data y se encuentra implícita, por ejemplo, en la astrología natal así como en la creencia popular en los "días de la suerte". Sin embargo, los ciclos de 23 y 28 días que usan los biorritmistas surgen a finales del siglo XIX de la mano de Wilhelm Fliess, médico berlinés y tambien paciente de Sigmund Freud. Fliess creía haber observado regularidades en cierto número de fenómenos a intervalos de 23 y 28 días, incluyendo nacimientos y fallecimientos. Llamó "masculino" al ritmo de 23 días y "femenino" al ritmo de 28 días, coincidente con el ciclo menstrual.
En 1904, Hermann Swoboda, catedrático de psicología sostenía haber descubierto los mismos ciclos por su cuenta. Más tarde, Alfred Teltscher, catedrático de ingeniería en Innsbruck, llega a la conclusión de que los días buenos y malos de sus estudiantes seguirían un patrón periódico de 33 días. Teltscher creía que la habilidad del cerebro de absorber conocimientos, la capacidad mental y el estado de alerta seguirían ciclos de 33 días.







La práctica de consultar los biorritmos se popularizó en los años 70 a través de una serie de libros escritos por Bernard Gittelson, entre los que se encuentran Biorhythm — A Personal Science (Biorritmo - Una ciencia personal), Biorhythm Charts of the Famous and Infamous (Cartas biorrítmicas de los famosos e infames) y Biorhythm Sports Forecasting (Pronóstico deportivo mediante biorritmos). La empresa de Gittelson, Biorhytm Computers Inc., ganó dinero vendiendo calculadoras de biorritmos y cartas biorrítmicas personalizadas, sin embargo nunca llegó a nada en la predicción de resultados de eventos deportivos.
El uso personal de las cartas biorrítmicas estuvo muy extendido en Estados Unidos durante esa época. Muchos lugares (especialmente los salones recreativos) contaban con una máquina que producía cartas biorrítmicas con solo introducir la fecha de nacimiento. Los programas de biorritmos eran una aplicación bastante común de la computadora personal. Aunque la popularidad de los biorritmos ha declinado, existen numerosos sitios web que ofrecen lecturas gratuitas de biorritmos. Además existen aplicaciones libres y privadas de software que permiten llevar a cabo análisis y cartas más avanzadas.
Así los creyentes en los biorritmos vieron en ellos un medio para el autoconocimiento y asumir la existencia de periodos de debilidad, insensibilidad o torpeza a lo largo de la vida. Asimismo, éstos entendían que el conocimiento de los biorritmos supondría comprender la alternancia en la vida entre periodos negativos de debilidad y positivos de recuperación.
También se consultaban los biorritmos para evitar realizar actividades arriesgadas o peligrosas en los días críticos o de mayor debilidad: conducir, manejar maquinaria peligrosa, etc. En el ámbito lectivo, ante unos exámenes, el estudiante podría concentrar sus esfuerzos en los días de mayor energía intelectual relajándose los días de menor potencia.
En el mundo laboral, los ferrocarriles y las aerolíneas han experimentado grandemente con los biorritmos. Un piloto pone de relieve la actitud hacia los biorritmos de japoneses y estadounidenses. Sostiene, revisando su bitácora de piloto, que sus mayores errores de juicio habrían tenido lugar durante los llamados días críticos pero concluye que conocer los propios días críticos y prestar más atención (en ellos) sería suficiente para garantizar la seguridad. Un antiguo piloto de United Airlines confirmó que la compañía habría hecho uso de los biorritmos hasta mediados de los años 90, mientras que la aerolinea de carga Nippon Express aún los seguiría empleando.